Ruego por los encerrados.
Algunos reos por amor,
Se marchitan como flor,
Y acaban acostumbrados.
Aun cierto parece increíble,
Si a la libertad la niegas,
El sentir de tu alma frenas.
No la vuelvas insensible.
En un manto de virtud,
Algunos son sometidos,
Con paraísos prometidos.
Ahí está la esclavitud.
Comencemos a salvarlos
Mostrándoles el camino,
Encauzando su destino.
Lograremos ayudarlos
Recordad con añoranza.
Venid aquí y tomad,
Ahí está la libertad.
Unida a la esperanza.
Estas redondillas, originalmente fueron un pareado que escribí el año pasado a los presos de la cárcel de Cáceres.
Mi amigo Franquete en su labor humanitaría me pidío que les dedicara unas letras, pues muchos comenzaban a institucionalizarse.
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