Aun siento el toque del bastón del maestro
Siempre marcando el tiempo en el frío suelo
Cual ritmo de gaviota en firme vuelo.
Alada bailarina en grácil gesto.
Pomp, pomp, hoy el corazón late presto.
Un, dos, de nuevo el compás anhelo.
Llueve y mi viejo techo arela el cielo.
Pang, pang, argentas gotas tañen dentro.
Añoraré mi diapasón ausente.
Su obseso y fijo pulso he sentido
Claro en lo más profundo de mi mente.
El reloj de la vida es su latido,
Clave que la melodía sustente.
De su ayer el soneto ha surgido.
Nota: Un tejado viejo tiene goteras, de ahí la alusión a la criba o arel. Las argentas gotas, son gotas con brillo de plata que resuenan en el plato que recoge la gotera.
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