Infiernos hay más de mil
En pugna cruel y mordaz.
Así es el de la ansiedad,
Royendo la mente vil
Sólo el perdón pone fin
Al averno de privar
Al preso de libertad.
Otro es la soledad gris.
No lo es menos la adicción,
Devorando alma y persona,
Llevando a la mala acción.
Para bien la gracia asoma,
Paraísos hay legión,
A quien merece se dona.
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