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lunes, 18 de mayo de 2009

La joya

No voy ha escribir nada, que no esté ya escrito.

Como el collar de perlas del que su hilo se rompió, y a estas la gravedad las separó.
Los fragmentos de la historia, se separan en vano intento de ocultar la verdad.
La verdad está ahí, y solo es cuestión de tiempo verla aflorar.
Talmente es el artesano, que engarza pacientemente, hasta concluir la joya.

Primero fue Juana, la princesa castellana mal llamada la Beltraneja, de la cual versé diez versos sin métrica en pareado, como el juglar de antaño.

Segundo fue levantar la infamia, al castillo del pueblo natal de mi madre y su familia.
Similares versos le dedique.

Tercero fue esclarecer la verdad velada a los libros de historia, dedicándole unas letras a Isabel la católica. Lo hice en el mismo estilo que uso el juglar, para conservarla hasta nuestros días.

Cuarto fue pedir disculpas por el crimen cometido por mis ancestros, el pecado también lo exprese en el estilo del juglar.

Ahora puedo unir algunas de las cuentas de tan preciada joya, y desarrollar la confusa historia real.

Cuando el noble pueblo extremeño acudió en ayuda del poderoso, para preservar la verdad, intentando evitar la usurpación del trono, alguien más poderoso lo aplasto, y lo diezmo, para posteriormente torturarle con la más cruel forma de genocidio creada por la pérfida mente humana.
EL HAMBRE
Esta mata lentamente al cuerpo en una interminable tortura, arrasando simultáneamente el alma, al comprender que para su alivio, bastaría tan solo el alimento que tanto le sobra a otros de sus congéneres.
Esta empujo a este noble pueblo a cruzar el océano huyendo de sus tierras, donde les aniquilaba con más frecuencia que la temida peste.
No fue el pueblo extremeño el que arraso al pueblo americano, sino sus caciques.
Flagelando a su pueblo con este terrible mal, torturó sus mentes hasta rebajarles, al estatus de bestias. (En la desesperación esta la mala acción)
Pero algo noble ocurrió probablemente sin haber intención, o tal vez si.
Al igual que cuando al pueblo español, el árabe y el romano lo conquistaron, su legado le dejo.
Y para mas gloria de este legado, su riqueza aumentó el americano, lo prueba visible esta en nuestros días.

Aun me quedan cuentas por repasar sobre la realidad actual. Mentando a Némesis como ya lo hiciera en un pareado

El destino no perdona en su camino, y Némesis al español sus males le hizo expiar.
Tras la cruel y fratricida guerra civil llegó la posguerra, esta no es el fin de la lucha, ni el nuevo renacimiento como se cree en el más ideal sueño.
Esta es la revancha de los ganadores, el llanto de los caídos, y el ver la destrucción que te rodea.
La conozco al detalle pues la sufrieron mis padres, y con estremecedora claridad me la contaron.
Años enteros sin cultivar, años enteros sin cosechar, HAMBRE de pan que los mato a cientos, sobre todo a los niños. (Tengo que parar, las lágrimas velan mis ojos)
Lo deje muy claro en mi sencillo poema a los emigrantes.
Los hermanos argentinos entre otros ayudaron a paliar este mal, nunca les estaremos suficientemente agradecidos. El pueblo español lo recuerda mejor que sus libros.
Pero esta también el hambre de cultura, Que arranco a miles de niños de tierna edad de los colegios para llevar pan a sus casas, sus secuelas aun se ven en nuestros días, mi madre que se dedicó a llevar una casa con seis hijos, no pudo ni aun cuando la cultura fue accesible, mas adelante fue tarde pues pudo su injustificada vergüenza a su natural hambre de cultura.
Su poesía fue rescatada por mis hermanos, tal como ensalcé en mi soneto María.
Ahora entre todos los que ella saco adelante, intentamos sacar adelante su escritura.
Mi padre sufrió la misma suerte, pero se supero a si mismo, como narré en mi primer escrito”dedicado a mi padre”

Y así llegamos a la última cuenta, la de mi pasado.

En los duros años de la dictadura, España se cerró limitando el pan, bien conoce este mal el pueblo cubano, miles de españoles azotados por el hambre, partieron al igual que los extremeños de antaño pero sin su altivez, marcharon en todas direcciones, pero gracias al legado de la lengua, fueron acogidos en América muchos de ellos, quizás por eso tenéis allí tantos familiares españoles.
Mis padres no salieron de la piel de toro, se refugiaron en la urbe de Bilbao, donde yo nací, pero allí también descubrí lo duro que es la integración, lo narré en mi escrito ¿De donde eres?
Nacido de una familia humilde, no pude acceder a grandes riquezas académicas, tengo asumido que pertenezco al pueblo llano.

Los españoles somos conocedores en carne propia, de todos los males que padece el mundo actualmente, quizá por eso se conoce nuestra caridad.

La joya esta acabada, quizás ahora que me he confesado pueda mis letras endulzar, pero siempre prevalecerá la moralidad.

Dedicado a mis amigos americanos.

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