Sabe Dios que tienes la piel blanca
Como la luz que acaricia la nieve.
Sabe Dios que tus ojos son negros
Como el codiciado azabache,
Profundos y enigmáticos
Como la selva virgen.
Sabe Dios que tu mirada
La plasmó Romero de Torres.
Sabe Dios que tus labios
Son calma y paz
En la galerna de la ira.
Sabe Dios que tu risa
Es el sonido del cascabel.
Sabe Dios que tu figura es
La de la venus de Milo
Ý tus manos su gran anhelo.
Sabe Dios que tus versos
Son el sueño de un hada.
Sabe Dios que eres quasar
En el inmenso ciberespacio.
1 comentario:
Qué inspirado este poema. El verso libre no se te da mal. Es una belleza de poema, Argos. Gracias por compartir estos versos.
Publicar un comentario