De Príamo y Hécuba hija.
Cuando Apolo a ti te amaba,
La cognición te otorgaba,
Con ella Troya corrijas.
Pero no fuiste capaz.
Amor al dios no diste
Y razón del don perdiste.
Te maldijo esa deidad.
De todo mal diste alerta,
Pero nadie te creyó.
Fue Ayax el que te raptó,
Haciéndote esclava y presa
Te entregó a Agamenón,
Que no dudó en humillarte,
Tomándote como amante,
De esto no tuvo perdón.
De nuevo no te creyeron.
Fuiste llevada a Micenas,
Allí acabaron tus penas,
Muerte con el rey te dieron
Será mejor que no hable,
Quien sepa lo inevitable.
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