Cuando me asomo al espejo
miro tranquila quién soy.
No por la importancia,
ni por la belleza,
sino por la conciencia,
que tranquila y despejada
se me nota en la frente.
Mis ojos asoman traviesos
y la sonrisa acompaña el gesto.
Ya voy a por mi madre
que hacerla reír es un sueño
dentro de esta casa
tan repleta de gritos
que rebotan entre paredes
de antiguos ecos.
2 comentarios:
Bellísimo poema Nicole.
Reflejas una sonrisa adorable.
Muchas gracias, Beni.
Agradezco tus palabras, querido amigo.
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