En Santa Elena me ecuentro.
mi horizonte es limitado,
Como lo es ahora
Mi escasa paciencia.
Visible es el fondo
Del arca de mi autoestima.
Pequeño es mi mundo,
En él preso estoy,
Esclavo de mi mismo soy.
Perlado mi cuerpo
En la canícula estival,
tiembla ante el frio glacial
Que me acecha,
El mismo que otrora
Me envolviera,
Regresa impío,
Cobrando su presa.
Me hallo en Santa Elena,
De horizantes limitados,
Donde la rosa de los vientos
Fue acotada.
Quiérame Dios,
Y no me deje de lado.
Quiérame Dios,
Mostrarme su faro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario