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martes, 29 de noviembre de 2011

Inquietud




Me siento extraño.

Devoré mi culpabilidad

Con el apetito

De la ignorancia,

Y tras el festín

Surgió la indigestión

De la conciencia,

Ésta me invita

A abrir la ventana,

Pero un miedo

Vestido de cautela

Me retiene y amordaza.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Siéntete libre porque eres libre.
Es lo más real que puedo decirte, lo más tranquilizador, lo mejor y más certero.
Eres libre. Abraza tu libertad y solo estás confuso porque quizá todos te han mandado siempre.
Piensa qué quieres hacer tú. Qué te hace feliz. Así, eso debes hacer. Así se empieza a querer uno a sí mismo.
Todo saldrá bien. Seguro.
Saludos.
Nicoletta.

Gaviota dijo...

Hola amigo!
Es bueno reconocer el temor a abrir la ventana, pero sabes que al hacerlo pueden esperarte muchas cosas, solo es cuestión de atreverse, yo estoy aquí para darte el empujoncito, de brujita si quieres; como me dices cuando ries.
Besos y cuídate.
PD: gracias por todo

Juan José Bravo dijo...

Amigo
Me gustó el versolibrismo de tu poema, buscaba un comentario y en mi mente sonaron como en caja de resonancia aquellos versos de Becquer
"Asoma a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y enjugó su llanto
y la frase en mis labios se expiró.
-º-º-º-º-º-º-º-º-º-º
Yo voy por un camino ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: "¿Por qué callé aquel día?"
y ella dirá: "¿Por qué no lloré yo?"

Un abrazo. Juanjo

Anónimo dijo...

Sería maravilloso que abrieras la ventana para ver a mi amigo de nuevo.
Te echo de menos.

Beni dijo...

Gracias Su, siempre has sido una mano tendida.

Gracias Juanjo, un poema de Becquer bellísimo y muy apropiado para la ocasión.

Gracias Nicole, sé que cuento contigo y poco a poco iré asomándome a la ventana.

Anónimo dijo...

No recordaba este poema y ha sido maravilloso recordarlo y también los comentarios de quienes fueron nuestros amigos, bueno, tuyos no sé si todavía lo son.
Abriste la ventana. Que sepas que yo, como dice Juanjo, sí lloro, como en el poema. El orgullo, como te dije ayer, es enemigo de la inteligencia. Y tú ya lo sabes.
¿Por qué te callaste aquél día? Te lo pregunta Bécquer. Y es una pregunta para la reflexión.
Te sigues callando mientras lloro.
Gracias por todo. Porque todo eres tú.
Carol

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