Ayer me habló la musa,
No la hice caso y se marchó.
Debí enojarla,
Pues hoy no la oigo.
Tan solo un eco,
Como un reproche.
No me oíste,
No me mereciste.
No me oíste,
No me mereciste.
Este burlón acorde me perturba.
Bellas palabras pronunció,
Las mismas que yo ignoré.
Quedé pues taciturno
Ante su ausencia,
Anhelante,
Ansiando su presencia.
Fiel y grata es ésta.
Siéntela conmigo.
Aquí está.
Ella nunca se había ido.
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